(trabajo encargado dentro del curso de periodismo en la EAP de Comunición Social de la UNMSM)
La encontré recostada en el sofá de la sala como la niña bonita de la casa, y no es para menos, es una Shit Tzu de raza, una masa de largos pelos que caen hasta el suelo con un elevado prognatismo en la mandíbula que la hacen parecer que va a atacar.
Sus ojos salidos como canicas, oscuros como su nariz, me miran, o tratan de mirar a través de la maraña de pelos que los cubren. Recuerdo que cuando la compre era muy pequeña, era “una pigricia”, de allí su nombre “sui generis”. Fueron los 90 dólares que con más gusto gaste en mi vida.
- Hola Pigricia, ¿Qué haces?
- Descansando, tengo un frió terrible, después de ese baño que me diste en la mañana me quede un poco mal. Hasta creo que me voy a resfriar.
- Pero son cosas de la raza Pigricia, tienes que conservar el status…
- Y consérvalo tu… yo porque… que culpa tengo yo de ser descendiente directa un perro que adornaba la casa imperial de Pekín.
- ¿Pekín? Vaya, eras de abolengo.
- Si pero no me creo la gran cosa, por eso soporto tus torturas semanales cuando me dices que huelo a perro, ¿ y que soy? No querrás que huela a caballo.
- Pero…
- Y soportar esas sesiones de peinado. 50 para un lado, 50 para el otro, que ese mechón se enredó, vamos a cortarlo, que vuelves con la secadora, zzzzzzz, ese sonido me vuelve loca.
- Ya bueno, deja de quejarte, estamos en una entrevista para mi curso de Periodismo Interpretativo, ¿sabes? mi profesora es muy recta y no quisieras que me desapruebe…
- ¿Tendrá ella un Shih Tzu macho?
- No, no creo, pero tú sabes las reglas de la casa, vas a morir virgen ¿Qué opinas sobre eso?
- Horror, es un horror. Me lo contó la Chiquita, esa perra vieja que deambula por allí amargada de su suerte y que solo sabe ladrar cuando puede escuchar algo. Sufrió horrores la pobre… hasta le salió un tumor en el pezón, dice que por no usarlos, suerte que la operaron.
- Bueno, ¿así que sueñas con tener perritos?
- Si, creo que es el sueño de toda perra, además me imagino que serían preciosos, todos chiquititos…
- Unas pigricias…
- Ahhh, si, y no me digas Pigricia, Pigri, es más “nice”.
- Bueno, Pigri, ¿y cuáles tus actividades del día?
- Comer, dormir, comer, dormir....
- Ya, basta que me das envidia…
- Pero no es nada de envidiar, tú sabes lo que significa estar a ras del suelo, esperar que se acuerden de ti para comer, y todas las semanas que se te ocurra el baño…
- Un momento, no te puedes quejar… comes bien
- ¿Yo? Mírame. Estoy flaca, todo por la culpa de ese par…
- ¿Quienes?
- La perra vieja y tu gato “Pichiruchi”. Ellos me dejan casi sin comida, una me asusta con morderme y otro que es más rápido que yo cuando tu mamá me tira las sobras de la carne.
- Bueno, pero eso es de vez en cuando. Pero tu vida es fácil, ¿no?
- Si lo miras comparándome con otros perros, diría que sí, no lo puedo negar.
- Tú no duermes en el suelo, sino el sofá, y a veces apareces en mi cuarto.
- Bueno, es que quiero hacerte compañía…
- ¿Y por qué encima del sofá?
- Es blandito…
- Ya, dejemos eso allí.
- Si mejor, soy una perra de pocas pulgas…
- ¿Pulgas? ¿Dónde?, si me ha costado un ojo de la cara exterminarlas.
- Bueno, eso si que es un alivio para todos, reconozco que hace dos años no encuentro una pulga en casa… ese Frontline es muy bueno.
- Bueno y caro…
- Ya, no seas amarrete.
- Tengo una curiosidad ¿tu sueñas? Lo digo porque gruñes en las noches como si pelearas con alguien.
- Claro, los perros sueñan. Ayer soñé que me dabas un paquete completo de esas galletas de chocolate que casi nunca me quieres invitar mientras te quedas dormido en la sala viendo TV.
- ¿Y tú ves TV?
- Si, claro, en las noches cuando te quedas dormido viendo el Discovery, veo la vida de otros animales, una pena que estés desempleado y no puedas pagar el paquete completo y pueda ver el Animal Planet. Y encima con tus ronquidos no me dejas prestar atención…
- ¿Quién ronca?
- Tú, quien va a ser, por eso en las madrugadas me voy a la sala, eso si es insoportable.
- Mira te recuerdo que esta es una entrevista, no un pliego de reclamos.
- Bueno, tú eres el amo…
- Para terminar, un mensaje para la juventud.
- Que no maltraten a sus mascotas y quiéranlas muchos ya no todos tienen un amo con sueños de periodista que nos den la oportunidad de hablar.
- Gracias Pigri.
Y la deje, sobre el sofá, tal vez recordando a sus antepasados en China o imaginándose a los pies de un mandarín. Esa es Pigricia, “Pigri” para los conocidos, una perrita que sueña con los perritos que el destino le negó.
Oscar Pinto Sánchez
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