Ayer hablando con una querida amiga, recordábamos los trabajos por los que hemos pasado y sobre todo los jefes que hemos tenido y las experiencias que vivimos con ellos.
De todas ellas extraje una especial, que a pesar del tiempo se refleja creo todos los días en muchas oficinas y dependencias del Estado. Para mi es una tara, un lastre que algunos arrastran en silencio, hoy lo cuento para que estoy seguro que alguna vez lo has vivido o al menos has sido testigo de algo parecido.
Era la década del 90´s y yo trabajaba en la oficina de un ministerio como diseñador gráfico, mi principal labor era diseñar los avisos de las licitaciones que salían en los diarios, mi jefe, un curtido hombre de prensa, asesor del ministro de turno, orgulloso ayacuchano, forjado en la política partidaria y sobre todo conocedor de la idiosincrasia del peruano ideo una forma genial de usar las obligatorias publicaciones de las licitaciones en magnífica propaganda gubernamental. Si antes un aviso de licitación tenia letras pequeñas: “Licitación para la obra en el distrito de Asillo, provincia de Azangaro, departamento de Puno” con letras pequeñas en el diario oficial, él cambio todo a grandes avisos donde cada nombre de la localidad resaltaba como un titular de diario, así el avisito transmutaba a: Departamento de PUNO, provincia de AZANGARO, Distrito de ASILLO, y en letras grandes la obra a realizar. La formula perfecta, el aviso legal ahora era una propaganda política.
Fue en ese trajín diario en que había un pequeño problema, toda publicidad tenia que llevar el visto bueno del ministro, así que una vez diseñado, el llevaba el aviso al despacho ministerial para que el ministro lo apruebe, el detalle es que el ministro tenia una agenda muy recargada y a veces aprobaba el aviso pasada las 5pm, cuando ya los diarios habían cerrado las publicaciones, lo cual llevaba a pagar recargos y a mí, pobre diseñador, esperar hasta las 7 o 8pm que el ministro se digne a poner su firma y sello.
¿Pero por qué pasaba esto? Un día comprendí que el problema no era que el ministro no tenia tiempo, sino que mi jefe no le explicaba que los diarios tienen un horario y que por más ministro que sea no iban a parar las rotativas para colocar su aviso a la hora que él tenga tiempo. El clásico “sí, señor” estaba personificado en mi jefe. Claro, creo que nunca pudo ir al despacho y explicar en forma sencilla cual era el procedimiento de la publicación de un aviso. Al final, el problema emergía por nuestra oficina y el publicista.
Pero, la vida da revanchas, y el día llegó, por que tarde o temprano la vida te sonríe.
Un día, mi jefe salió a un viaje a provincia, y durante la semana habíamos estado diseñando un aviso a pagina completa con todas las obras realizadas en un mapa el Perú, en cada departamento figuraba la obra realizada y el dinero invertido, era una filigrana en blanco y negro. Y llego el día, el aviso tenia que enviarse para publicación, pero el ministro no lo había revisado. Tenia que ser publicado el domingo y ya era viernes. Fue allí donde a la oficina llaman del despacho, solicitando que vaya mi jefe para revisar el aviso, pero mi jefe no estaba, preguntaron por quién lo podía remplazar, “el segundo de abordo”, también había ido al viaje, el “tercero”, no, tampoco, ¿Quién esta entonces? Pregunto la secretaria del despacho, solo el diseñador respondió: Que suba, fue la orden.
Y así, yo humilde diseñador subió al despacho ministerial, de pronto sin querer estaba en medio del poder. Cuando entré a la oficina encontré al ministro en sentado en una mesa rodeado de muchos documentos y a un costado el aviso esperando.
Mucho gusto ingeniero, lo salude, me dio la mano muy atentamente y me señalo el aviso. ¿Y cómo va esto? -pregunto. Ya está listo, solo lo aprueba y se envía, respondí. Y allí empezó el siguiente dialogo:
Ministro: Una pregunta ¿si ponemos el nombre es esta obra más grande?
Yo: Ingeniero, si agrando el nombre de esta obra, me va a obligar a que las demás también las tenga que agrandar y ya no hay espacio.
Ministro: ¿Y si ponemos los departamentos donde hay obras con un tramado?
Yo: Ingeniero, si ponemos algunos departamentos con una trama, las letras que son pequeñas van a perder protagonismo.
El ministro se alejó del aviso, lo miro de nuevo… y lanzo el ultimo dardo.
Ministro: ¿Y si hacemos el mapa del Perú más grande?
Yo: Ingeniero, si quiere que haga eso, voy a tener que reacomodar todo el aviso y ya son las 4pm y a las 5pm cierran la edición y tendríamos que pagar extra.
El ministro se acomodó los lentes… miro el aviso de nuevo y sentencio: Claro, ¿no?, así está bien, ¿tú qué opinas?, pregunto.
-Le aseguro que es un diseño que se ha trabajado desde hace varios días, respondí muy seguro.
-Perfecto, dijo, tomo su lapicero y puso su sello y firma.
Me despedí y salí rápido antes que se arrepienta. En la oficina llame al publicista y publico el aviso.
¿Qué pude comprobar ese día? Simplemente que al ministro nunca le habían explicado el sistema de publicación de una publicidad, él pensaba que era muy fácil llevar un aviso a las 8pm para que salga al día siguiente. Lo único que hice fue explicarle con base que hay cosas que se pueden hacer y otras no.
Para terminar la historia, cuando mi jefe regreso y pregunto por el aviso y lo vio ya publicado, pregunto cómo había hecho: “Solo le dije, lo que usted nunca se atrevió a decirle y me entendió”. La discusión que vino ya es otra historia.
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